Te mudas a Madrid para avanzar en tus estudios. Vas con nuevas metas y proyecto de vida. Consigues una residencia universitaria en Madrid y en esta aventura te sigue tu mejor amigo como compañero de habitación.

Si habías convivido con esa persona o no de manera tan cercana, es lógico que surjan interrogantes que pueden hacerte dudar de la decisión. ¿Será una buena idea mezclar estudios y amistad? ¿Esta cercanía será positiva o negativa para tus estudios?

Si tu compañero de cuarto es tu mejor amigo pueden suceder dos cosas: ser una experiencia que disfrutarás o ser una pesadilla.
Para que la convivencia en una residencia universitaria en Madrid sea la mejor y la amistad no resulte herida, fíjate en qué puedes hacer antes y después de dar este paso.

 

¿Compañeros en las buenas y en las malas?

Disfrutar de la compañía de tu amigo las 24 horas y de lunes a domingo en un entorno universitario es una prueba de fuego para cualquier amistad. Para tener el mejor compañero de habitación en la residencia universitaria primero hay que ser precisamente esto, un buen compañero.
Si te cuesta mantener tu espacio limpio y recogido será difícil que logres una buena convivencia con quien sea. Incluso, si esa persona ya está acostumbrada a tu desorden. No hay que olvidar que una residencia universitaria es un espacio para estudiar y descansar.
Si tú no eres desordenado, pero tu amigo sí, es hora de poner en una balanza qué tan dispuestos estás de tolerarlo. Lo mejor que pueden hacer es hablar antes, con calma, para llegar a acuerdos y fijar normas mínimas de convivencia.

 

Establece pautas para la habitación universitaria

Comunicarse directa y honestamente los ayudará a llegar a comprenderse y disfrutar esta nueva experiencia.
Es importante mantener la mente abierta. Mudarte a una residencia universitaria en Madrid implica socializar también con gente nueva. Si estás con tu mejor amigo, pueden disfrutar y apoyarse mucho mejor en este proceso de adaptación.
Hagan planes juntos de qué cosas llevar, cómo decorar la habitación. Fijen a qué hora necesitan tener mayor privacidad para estudios y aseo personal. Hablen de respetar las pertenencias de cada quien, el espacio y los gustos.

Si por el contrario, piensas que no funcionará, sé sincero. ¡Si duermen en habitaciones separadas no es el fin de mundo! Igual contarán el uno con el otro durante el tiempo que estén estudiando.